María Vela Campoy
En 2010 comencé como presidenta de la asociación Ecoherencia. Dos años más tarde Ecoherencia se convirtió en Cooperativa sin ánimo de lucro, de la cual soy socia fundadora, desde donde coordino el área de Agroecología y Permacultura.
En cuanto a mi formación, soy Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Granada. Máster en Restauración de Ecosistemas por la Universidad de Alcalá y Monitora de Educación Ambiental. En 2010 realicé el Curso de Diseño en Permacultura en la Patagonia argentina mientras desarrollaba el proyecto de Restauración Ecológica de la Ecoescuela El Manzano, en Chile.
Trabajé como técnico especialista en producción ecológica en el Centro IFAPA de Chipiona, desde donde coordiné actividades formativas y de experimentación en el ámbito de la agroecología. Colaboro con la Universidad de Santiago de Chile y con el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Amazonia. Soy coautora de “Plantas Multifuncionales: Guía de Usos, cultivo y recetas”.
En 2015 fui mamá de Maya, una niña inquieta, observadora e inconformista (sí, ¡con dos años!) que mantiene viva mi pasión por lo simple. Para conseguir que Maya pueda disfrutar de la belleza y de la calidad de vida de nuestro planeta, me parece indispensable que toda la sociedad sea responsable de sus actos, conscientes de lo que implica elegir un modo de vida.
Cada acto cotidiano es una semilla para sembrar la diferencia, para sembrar resiliencia. Siempre he pensado que el reaccionismo o el catastrofismo, si bien son unas vías tan necesarias como otras para generar el cambio social que queremos, no eran mi camino. Me siento identificada con las corrientes pro-positivas, dando alternativas a aquello que no me gusta, permitiéndome soñar con un mundo mejor.
Las monedas locales, la economía circular, los principios cooperativos, las metodologías participativas, las villas en transición, las herramientas y principios de la permacultura…, suponen una fuente de inspiración personal y profesional.
Entregada, leal, honesta, inteligente y positiva. Estos cinco adjetivos describen a una trabajadora incansable que siempre sabe construir e ir a favor, en lugar de gastar las energías en lo contrario. Práctica, de mente ágil y sonriente saca lo mejor de sí misma en cada proyecto que se propone. María Vela es un valor seguro y siempre al alza. Pongan a una María Vela en su vida, no se arrepentirán.
¿Quién es María, me preguntas? Pues María es el pegamento que une. Es la energía que mueve a un grupo, es la ilusión por el cambio y el corazón del proyecto. María es el primer pasito hacia la Transición, el cemento con el que se construye el día a día. Fue una niña de ojos llenos de lágrimas, una enarbolada causa perdida. Ahora es ese ideal convertido en adulto. Para mí ha sido siempre una persona muy importante en la vida. Me enseñó a buscar otra perspectiva, otro punto de vista fuera del «camino marcado». Gracias a ella soy quien soy. María es el despertar, darse cuenta de que somos nosotros los que hacemos el cambio, y los propios capitanes de nuestras vidas. Los grandes cambios, siempre los iniciaron un pequeño grupo de personas.
María, la viva. En ella todo es vida. No importa lo que haga porque lo trascendente es el cómo lo hace. Dedica sus cinco sentidos a cualquier aparente minucia y luego conecta infinitas fórmulas e infinitos caminos para hacer, de su labor, un caudal vital. Generosa en su comunicación profesa un afecto por el hecho en sí de existir y siempre trata de dejarte sobre la mesa una invitación. Un puente. Una respuesta y… una nueva pregunta.